Lo transitorio no es un sentido.

O al menos, no tiene un sentido. La percepción, en cambio, si posee esa capacidad transitoria, derivista, que invita (cuando no obliga) a dar un tiempo a la recepción de un estímulo. Sobre todo, cuando se le otorga prioridad a ciertos sentidos en momentos y lugares que, por convención cultural, no le corresponden.

El Pabellón Mies van der Rohe de Barcelona alberga actualmente la instalación sonora ‘Transient Senses’ (Sentidos transitorios), una creación del músico, arquitecto y pensador Alex Arteaga. Comisariada por Lluís Nacenta, la instalación se fundamenta en la colocación de dispositivos que recogen y emiten el sonido ambiente del edificio y aledaños, aventurándose a cuestionar el dentro – fuera que es (ha sido) uno de los pilares básicos del diseño de arquitectura, especialmente a la hora de tratar espacios como el citado, precursor de la tradición modernista en este ámbito. La disposición de la instalación establece un juego de sutilezas que, desde el primer momento, genera en el sentido del habitante transitorio de su espacio una perplejidad genuina.

Si lo transitorio hace referencia a lo pasajero, perecedero o fugaz, y a pesar de que se interpela verbalmente al espectador a habitar temporalmente el espacio (así lo atestigua su hoja de sala), lo cierto es que esta clase de estímulos invitan (a la par que obligan) a hacer frente a una incomodidad. Esa incomodidad se manifiesta como una instalación sutil que enfrenta al espectador con su propia soledad; Que diluye simbólicamente las atmósferas mediante la cuál se erige y ordena la arquitectura; Que otorga un lugar de excepción como privilegio al sentido del oído; Y que deja en manos de una aleatoriedad matemática las transformaciones de ese sentido transitorio, el cuál en su inauguración contó con más voces externas que escuchas internas.

Llegando a ser la interacción entre los asistentes un elemento involuntario por parte de los mismos, otra sutileza más de Arteaga, se antoja interesante reflexionar sobre la nueva perplejidad del arte transdisciplinar, ese que resulta de metodologías de investigación al amparo de academias e instituciones que se retro-alimentan y auto-cuestionan en un continuo que, como la pieza de Arteaga, se espera que sea capaz de solventar sus propios límites, y que sepa aceptar y presentar sus incomodidades, sus conflictos.

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